lunes, 21 de junio de 2010

Paredón

I



Mil novecientos cincuenta y nueve, número maldito en el calendario humano, tatuaje que nos marca en la piel el principio de nuestras peores desgracias. Historia bañada en sangre y eternas agonías. Una historia nisiquiera comparable al holocausto nazi. (Y perdonenme quienes crean que exajero; ya el tiempo hará su parte de justicia. Entónces lo que hoy millones como yo tragamos en llantos amargos de desamparo y miedo, se verá con toda la luz que se nos ha negado desde siempre)

Mil novecientos cincuenta y nueve; inicio de un proceso con todas las intenciones bien marcadas en un sólo hombre, en un sólo ser que aprendió -demasiado- el arte de manipular a los demás en base a lograr sus objetivos.

Mil novecientos cincuenta y nueve; enárdecidos discursos para justificar ante opiniones las cientos de ejecuciones públicas que se realizaban al grito unánime de paredón: "...Cuando los jovenes aparecian asesinados con un tiro en la sien... no se hacian esas campañas contra Cuba."

Mil novecientos cincuenta y nueve y ser parte de esto: un loco asumiendo el destino de la nación, ávida de posibilidades para poder crear el país que todos, alguna vez, soñamos.

Mil novecientos cincuenta y nueve y no presentir naufragios. "...lo que tengo que hacer ahora y en el futuro es lo que sea mejor para mi país y si es mejor para mi pais que yo renuncie a cualquier puesto lo haría con gusto, porque sinceramente no ambiciono el poder." y luego de estar en el poder que no ambicionaba, "...el pueblo no quiere elecciones ya que en el pasado no trajeron más que malos gobiernos."

Mil novecientos cincuenta y nueve y ser víctima y verdugo. Cómplices todos de esta macabra y perpetua manipulación.
Nada, absolutamente nada opaca este dolor; el dolor de saber y de sentir. El dolor de los años que te nublan la existencia sin nada que vislumbrar más que utopías.

Mil novecientos cincuenta y nueve, Cuba... otro error de Dios.


II




Sudafrica, 1990, Nelson Mandela recien liberado de prisión y Sudafrica a punto de una guerra civil: "Tomen sus cuchillos, armas y machetes y arrojenlos al mar..." Yo paso el video una y otra vez buscando en las entrañas de los hombres. Si al grito enardecido de "paredón" alguién con suficiente poder hubiese dado otra respuesta, no aquellos injustificables y manipuladores argumentos, ¿cómo sería hoy la historia?
Cuando yo nací ya esa palabra era una consigna que hacía eco en mis ingenuos padres y definían, desde entónces, el inevitable destino de quienes no formaran parte de este proceso.

"Nunca, nunca, nunca más esta hermosa tierra tendrá que padecer de nuevo la experiencia de la opresión entre compatriotas y sufrir la deshonrra de ser los canallas del mundo."
Los canallas del mundo, 1990. Nelson Mandela no podía estar bien informado. No eran ellos los únicos canallas del mundo. Hacía ya muchos años que la deshonra se había instaurado en otra geografía como algo oficial.

"Hermanos, hermanas, camaradas; estoy aqui porque creo que han tomado una decisión con insuficiente informacion y prevision... creo que deberiamos reinstaurar a los Springboks... su nombre, su emblema y sus colores, inmediatamente. Dejenme decirles por qué... Por 27 años los estudié. Aprendí su lenguaje, leí sus libros, su poesía. Tenía que conocer a mi enemigo antes de que pudiera imponerme sobre él. Y nos impusimos, ¿verdad?... Nuestro enemigo ya no es el afrikáner. Ellos son nuestros compañeros sudafricanos... Si los sacamos, los perdemos... Tenemos que ser mejores que eso. Tenemos que sorprenderlos... Lo se. Todas las cosas que se nos negaron. Pero este no es momento para celebrar una venganza mezquina. Es el momento para construir nuestra nación usando cada ladrillo disponible aun si ese ladrillo viene envuelto en verde y dorado..."


Yo sueño porque ellos aún no cuentan con suficiente tecnología como para impedirme que lo haga. Yo sueño con darle vueltas a la historia desde mi traumada imaginación. Si este hombre que nos desgració a todos hubiese tenido alma para asumir otra posición, cuan diferente hubieran sido hoy las cosas.Y no me refiero a las infantiles utopías de renunciar al poder ni al dinero; cuando un político se manifiesta así es porque algo dudoso se trae entre manos; me refiero a la posición que asume realmente y del lado de quién está.

Cuba 1959 fue una posibilidad única en la historia puesta en las manos equivocadas. No necesitabamos a un santo para terminar de construir aquí lo que otros ya habían comenzado, para lograr un poco de justicia entre los hombres y seguir haciendo de Cuba un país digno de su pueblo, no este infierno de hoy al que se nos ha llevado.

Un solo hombre creó este sistema, todos los demás somos en gran medida víctimas y verdugos. No tiene caso seguirnos perdiendo en interminables disyuntivas. Él creó este caos -que no se puede nombrar ni socialismo, ni capitalismo ni nada, sino algo particular creado con todo propósito- y este sistema es hoy nuestro enemigo. Solo uníendonos todos en un deseo común, más allá de posisiones y partidos, podemos dar este paso y comenzar de nuevo; unidos todos.

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