miércoles, 30 de junio de 2010

Para Generación Y

Contadas veces puedo acceder a este blog y dejar algunas palabras. Estoy solo en un rincón de la isla viviendo una muerte diaria; palabras no tengo que contengan mi desilusión perpetua. No se hasta cuando va a ser esta desgracia que es vivir de esta manera, pero lo que sí se es que ninguna puerta se abre por arte de magia, y que aunque todas se abriesen de la noche a la mañana nos va a costar mucho levantar este país de las ruinas en que lo convirtió un solo hombre. No vale la pena, hermanos, seguir cagándonos la vida unos a otros: todos somos víctimas de este sistema y todos somos a la vez cómplices. ¿Es tan difícil darse cuenta de que todo esto esta creado a propósito? de que cada cosa que sucede ya podía haberse escrito desde antes, desde mucho antes...
Por los comentarios veo que muchos de uds están fuera de la isla. Los de aquí dentro supongo sean los mínimos, primero porque desde aquí este blog es solo accesible a través de túneles virtuales y segundo porque muy pocos se atreverían desde dentro a sacrificar una mísera conexión a Internet con tal de arriesgarse a dejar trazas en los servidores espías por donde irremediablemente pasan estas palabras.
Hermanos, hay un montón de cosas que todavía se pueden hacer centrándonos en ello; desgraciadamente ya el enemigo no es un hombre, el enemigo es este sistema que creó un hombre con todo el odio hacia la condición humana almacenado en sus entrañas, y el sistema somos todos, los que halan las cuerdas y los que nos movemos al compás de ellas siguiéndoles el juego. Los enemigos somos nosotros, los cubanos, que nos perdimos, hace mucho tiempo, el respeto.
Vamos a despertar, por Dios, vamos a centrarnos todos en algo que realmente funcione, no tengo mucho que ofrecer, soy solo un pedazo de vida que ya ha perdido hasta las ganas de vivir, pero mis manos, mi mente y mi sangre aun palpitan.
No sigamos permitiendo que nos roben el alma.

martes, 29 de junio de 2010

Habana, las ruinas que nos quedan...


Uno se sobrecoge de admiración y angustia.  Admiración por esos retazos de belleza que sobreviven a los pesares de cada día, por esa conservación casi sin querer que te lleva a preguntarte necesariamente en cómo y en cuando surgió cada rincón de esta vieja ciudad. Y angustia por el olvido y el respeto.

La ciudad en sí misma refleja su tristeza. Llora lamentos que pocos escuchan porque de ella nos acostumbramos a sus ruidos, a sus lágrimas, a los horrores. Y así de a poco quienes la vivimos vamos perdiendo la condición humana para convertirnos también en ruinas sin ningún amparo.

La Habana refleja lo que somos. Sus mismas cicatrices se muestran en el rostro de la gente; su misma hermosura. Las canciones que van de boca en boca salen de sus paredes y como suerte de boomerang regresan a ellas igual que cuando el ser vuelve a la tierra. Entre estos laberintos que nadie entiende todo ha cambiado en su esencia y sin embargo parece haberse detenido en el tiempo. Nunca sabremos jamás con cuanta conspiración o con cuanta inocencia se ha llegado a este punto sin retorno.

Las muchachas salen a las calles casi desnudas, llenas de brillos y gangarrias para disfrazar su poca esencia. Los varones giran en torno a temas tan triviales como alguna discusión sin otro sentido que hablar más alto y todos, al unísono, repiten el mismo estribillo que te taladra los oídos a media noche en un P14 “soy un bestia, yo puedo más que tú papi, escucha la melodía, que esto sí que es arte…”.

Así es la Habana y así es lo que va quedando de la vida; conceptos casi olvidados de lo que fue vivir y construir, de lo que fue respetarse a sí mismos y respetar.

Y así nos vamos quedando, inertes en la historia, a ver como espectadores el final de la novela, sin apenas darnos cuenta que somos, quienes vivimos en ella, los protagonistas.

domingo, 27 de junio de 2010

¿Evangelios vivos?

Leyendo el reciente Post de Yoani, "Cuando La Letra Se Parece Al Polvo", en Generación Y, se me suben los bichos al alma y me retuerzo en el archi-sufrido tema que es la educación en Cuba.
No pretendo en estas palabras estudiar las causas que nos llevaron al caótico estado de lo que es realmente la educación hoy día. Quisiera más bien compartir con ustedes estas palabras de alguien que sí sabe dónde radican los verdaderos problemas de nuestra sociedad y quizás escuchándolo detenidamente se nos alumbre en algún luminoso instante nuestro propio camino hacia este tan añorado sueño que es simplemente VIVIR.

"...el alma de la enseñanza es el maestro, y a los educadores en Cuba se les paga miserablemente; no hay, sin embargo, ser más enamorado de su vocación que el maestro cubano. ¿Quién no aprendió sus primeras letras en una escuelita pública? Basta ya de estar pagando con limosnas a los hombres y mujeres que tienen en sus manos la misión más sagrada del mundo de hoy y del mañana, que es enseñar."

Mil Novecientos Cincuenta y Tres; "La Historia Me Absolverá", pocos van a creerlo. El mismo ser ¿humano? que desde que asumió el poder en esta isla, lo primero que se dio a la tarea, como algo muy personal, fue desintegrar lo que en los diccionarios se conoce como el "núcleo fundamental de la sociedad": la familia. Con el inicial e incuestionable argumento de llevar la educación a todos los rincones de la isla, nos esparció a todos por esta angosta geografía. Nadie se percató entonces de cómo algo que por concepto debería ser inquebrantable se iba desvaneciendo desde las mismas raíces. El entusiasmo de aquellos días nos cegaba por completo. Los padres se acostumbraban a las largas ausencias de los hijos; las honorables misiones, las becas, los planes de escuela al campo... mientras los hijos, por su lado, se criaban en un ambiente común, ajenos al amparo filial, con buenos y malos maestros que de a poco, inevitablemente y a propósito, iban perdiendo las raíces de la verdadera vocación. Uno de esos buenos maestros llegó a ser ministro de educación hasta el día en que dijo públicamente que se les debía estimular la vocación a los alumnos y en respuesta a ello este desgraciado respondió que "la única vocación que debe tener un cubano se llama revolución...". Yo me pregunto cómo alguien se atreve a violar impunemente las leyes naturales de la existencia. Solo alguien que esté completamente loco puede intentar quebrantar estos preceptos, y he aquí el resultado.
Cada ser humano, desde que nace, viene al mundo con una luz inscrita, que se llama "vocación". Los seres humanos son tan disímiles y complejos que tienen vocación para todo, desde lo más irracional hasta lo menos necesario, solo los buenos educadores pueden conscientemente descubrirla en el niño y estimular en ellos el desarrollo de la misma; así se forman los verdaderos profesionales y todo el desarrollo de un país proviene de ellos. Pero si este principio nos lo arrancan de raíz entonces viene la hecatombe: Cuando necesitan médicos para hacer con ellos política se estimula a los jóvenes a que estudien medicina y les regalan las carreras y les siembran burdos incentivos para hacerlos entrar en las redadas de captación masiva. Lo mismo sucede con cualquier otra profesión; todos henos sido testigos silentes de ello. Trabajadores Sociales ¿qué carrera es esta? Desde segundo año del pre universitario podías entrar en ello y a los tres años salías ganando un salario superior a cualquier profesional, tentadora oferta a jóvenes ávidos de independencia económica. ¿Y después qué? la misma idea: esparcirlos como se esparce el polen de las flores; los de Las Villas hacia Holguín, los de Santiago a Pinar, los de Pinar a Ciego... y sin hablar de los millonarios gastos en trasporte, alimentación, etc... Informatización de la Sociedad. Todos a estudiar en la UCI, tengan vocación para la informática o no, todos a estudiar en una universidad inventada de la noche a la mañana donde el gran por ciento de los profesores eran estudiantes o recién graduados. Quien lo haya vivido sabe la enorme diferencia entre este invento y la tradicional universidad de ciencias de Cuba, la CUJAE. El resultado, todos lo hemos visto en fotos pornográficas y un deplorable y largo etcétera. Y no hablar de los maestros; el alma de la nación, esos mal pagados de 1953 a los que se debía estimular: "Ningún maestro debe ganar menos de doscientos pesos, como ningún profesor de segunda enseñanza debe ganar menos de trescientos cincuenta, si queremos que se dediquen enteramente a su elevada misión, si tener que vivir asediados por toda clase de mezquinas privaciones" Yo repito "trescientos cincuenta pesos" en 1953 eran como 700cuc de hoy día, que alguien me rectifique si estoy muy equivocado. Dios mío... y ver a estos jóvenes de hoy, con ese uniforme de azul y blanco, maestros emergentes le llaman, y pensar que en menos de tres años salen de sus escuelas a educar a otros tan niños como ellos, sin ninguna base, sin ninguna formación real, y verlos en la calle, subir en manadas a las guaguas como bestias, dando alaridos, molestando a los demás... y recordar al maestro cuando dijo que "instruir puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo"...

Yo no doy más con esto. Yoani tienes razón en que no podemos seguir en silencio ni con este ni con tantos temas que no solo nos afectan hoy sino mañana cuando ya los criminales que nos odien no estén, ni nosotros con algo de cordura para darles un norte, sino nuestros hijos, deformados totalmente en un país sin rumbo.

lunes, 21 de junio de 2010

Paredón

I



Mil novecientos cincuenta y nueve, número maldito en el calendario humano, tatuaje que nos marca en la piel el principio de nuestras peores desgracias. Historia bañada en sangre y eternas agonías. Una historia nisiquiera comparable al holocausto nazi. (Y perdonenme quienes crean que exajero; ya el tiempo hará su parte de justicia. Entónces lo que hoy millones como yo tragamos en llantos amargos de desamparo y miedo, se verá con toda la luz que se nos ha negado desde siempre)

Mil novecientos cincuenta y nueve; inicio de un proceso con todas las intenciones bien marcadas en un sólo hombre, en un sólo ser que aprendió -demasiado- el arte de manipular a los demás en base a lograr sus objetivos.

Mil novecientos cincuenta y nueve; enárdecidos discursos para justificar ante opiniones las cientos de ejecuciones públicas que se realizaban al grito unánime de paredón: "...Cuando los jovenes aparecian asesinados con un tiro en la sien... no se hacian esas campañas contra Cuba."

Mil novecientos cincuenta y nueve y ser parte de esto: un loco asumiendo el destino de la nación, ávida de posibilidades para poder crear el país que todos, alguna vez, soñamos.

Mil novecientos cincuenta y nueve y no presentir naufragios. "...lo que tengo que hacer ahora y en el futuro es lo que sea mejor para mi país y si es mejor para mi pais que yo renuncie a cualquier puesto lo haría con gusto, porque sinceramente no ambiciono el poder." y luego de estar en el poder que no ambicionaba, "...el pueblo no quiere elecciones ya que en el pasado no trajeron más que malos gobiernos."

Mil novecientos cincuenta y nueve y ser víctima y verdugo. Cómplices todos de esta macabra y perpetua manipulación.
Nada, absolutamente nada opaca este dolor; el dolor de saber y de sentir. El dolor de los años que te nublan la existencia sin nada que vislumbrar más que utopías.

Mil novecientos cincuenta y nueve, Cuba... otro error de Dios.


II




Sudafrica, 1990, Nelson Mandela recien liberado de prisión y Sudafrica a punto de una guerra civil: "Tomen sus cuchillos, armas y machetes y arrojenlos al mar..." Yo paso el video una y otra vez buscando en las entrañas de los hombres. Si al grito enardecido de "paredón" alguién con suficiente poder hubiese dado otra respuesta, no aquellos injustificables y manipuladores argumentos, ¿cómo sería hoy la historia?
Cuando yo nací ya esa palabra era una consigna que hacía eco en mis ingenuos padres y definían, desde entónces, el inevitable destino de quienes no formaran parte de este proceso.

"Nunca, nunca, nunca más esta hermosa tierra tendrá que padecer de nuevo la experiencia de la opresión entre compatriotas y sufrir la deshonrra de ser los canallas del mundo."
Los canallas del mundo, 1990. Nelson Mandela no podía estar bien informado. No eran ellos los únicos canallas del mundo. Hacía ya muchos años que la deshonra se había instaurado en otra geografía como algo oficial.

"Hermanos, hermanas, camaradas; estoy aqui porque creo que han tomado una decisión con insuficiente informacion y prevision... creo que deberiamos reinstaurar a los Springboks... su nombre, su emblema y sus colores, inmediatamente. Dejenme decirles por qué... Por 27 años los estudié. Aprendí su lenguaje, leí sus libros, su poesía. Tenía que conocer a mi enemigo antes de que pudiera imponerme sobre él. Y nos impusimos, ¿verdad?... Nuestro enemigo ya no es el afrikáner. Ellos son nuestros compañeros sudafricanos... Si los sacamos, los perdemos... Tenemos que ser mejores que eso. Tenemos que sorprenderlos... Lo se. Todas las cosas que se nos negaron. Pero este no es momento para celebrar una venganza mezquina. Es el momento para construir nuestra nación usando cada ladrillo disponible aun si ese ladrillo viene envuelto en verde y dorado..."


Yo sueño porque ellos aún no cuentan con suficiente tecnología como para impedirme que lo haga. Yo sueño con darle vueltas a la historia desde mi traumada imaginación. Si este hombre que nos desgració a todos hubiese tenido alma para asumir otra posición, cuan diferente hubieran sido hoy las cosas.Y no me refiero a las infantiles utopías de renunciar al poder ni al dinero; cuando un político se manifiesta así es porque algo dudoso se trae entre manos; me refiero a la posición que asume realmente y del lado de quién está.

Cuba 1959 fue una posibilidad única en la historia puesta en las manos equivocadas. No necesitabamos a un santo para terminar de construir aquí lo que otros ya habían comenzado, para lograr un poco de justicia entre los hombres y seguir haciendo de Cuba un país digno de su pueblo, no este infierno de hoy al que se nos ha llevado.

Un solo hombre creó este sistema, todos los demás somos en gran medida víctimas y verdugos. No tiene caso seguirnos perdiendo en interminables disyuntivas. Él creó este caos -que no se puede nombrar ni socialismo, ni capitalismo ni nada, sino algo particular creado con todo propósito- y este sistema es hoy nuestro enemigo. Solo uníendonos todos en un deseo común, más allá de posisiones y partidos, podemos dar este paso y comenzar de nuevo; unidos todos.